domingo, 22 de noviembre de 2015

Pechuga de pollo rellena de manzana y queso feta

Con esta receta puedes sorprender a tu paladar o a tus invitados de la forma más sana posible. Se trata de un plato muy económico y lleno de sabor que no compromete ninguna dieta y es apto para celebraciones (en casa ya nos lo hemos apuntado para las fechas navideñas).

Descubre sus ingredientes y cómo lo hemos hecho.


pechuga pollo rellena manzana y queso feta
Lo primero que haremos será sofreir en una gotita de aceite la cebolleta bien picadita. A continuación le añadiremos la manzana cortada en daditos pequeños y dejar que se cocine bien. Casi al final le añadimos las especias (ojo con la sal, no le hace falta mucha, ya que el queso feta es bastante salado).

Mientras se cocina nuestro relleno, podemos aprovechar para abrir las pechugas (si no las habéis pedido ya abiertas en la carnicería). Es muy sencillo pero tened cuidado de no romperlas, ya que si no se escapa el relleno. El objetivo es sacar de una pechuga un filete fino y largo para poder enrollar el relleno.

Vamos a precalentar el horno a 180º mientras disponemos la pechuga en una tabla y la salpimentamos por las dos caras. Ponemos el relleno en el centro y encima unas láminas de queso feta  del grosor que os guste (nosotras las pusimos de algo menos de 1cm), y vamos enrollando la pechuga y apretándola bien.

Ahora tenemos dos opciones para meterlo en el horno. Si os han quedado unos enrollados bien cerraditos, sin aberturas, ponedlos tal cual en una bandeja de horno con un buen chorro de vino y de salsa de soja; si tienen algún agujero podéis enrvolverlos con papel film resistente al calor (ojo, porque sino se va a derretir) o atarlos con unos cordones (también aptos para cocina) o incluso coserlos si sois maños@s y tenéis tiempo. Si optáis por el film no pongáis el vino blanco con la salsa de soja en la bandeja hasta que no se hayan cocinado un poco (una vez estén medio cocinados y ya no corran peligro de abrirse, les quitáis el plástico y ahora sí los ponéis en la bandeja con el vino y la soja.

El tiempo de cocinado va a depender del grosor de la pechuga y de la potencia del horno; nosotras las tuvimos 25 minutos a 180º. Nuestro consejo es que le deis un golpe fuerte de calor y después bajéis la temperatura para que la salsa quede bien reducida, la carne no se seque y se cocine bien por dentro. De todas formas, se nota perfectamente cuando están listas. Ojo con la salsa, pues la soja tiende a caramelizarse y se puede quemar.

Podéis presentar las pechugas de forma individual o cortada en rodajas. Recién hechas están estupendas pero cortadas finas después de tenerlas un día en la nevera es maravilloso también.

Que las disfrutéis :)

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